Tutear o no tutear :D

Este es un post de febrero 2012, y quise ponerlo acá, porque  lo considero relevante y quiero que la mayoría de ustedes lo lean. Lo que sucedió fue que le pedí a mis internos que me tutearan, y esto les costó más de un reto por parte de la Dra. encargada del internado.  Y de ahí nació este post.

«He estado pensando mucho en esto, y en las repercusiones que tuvo… Quiero que entiendan por qué les pido que me digan Andrea en lugar de Dra. Salgado.

Lo confieso, es una campaña encubierta para terminar con la ley del gallinero.

Verán, somos todos COLEGAS. Yo tengo un par de años más, pero eso NO me hace mejor ni miembro especial de una super-secta-de-seres-supremos, distintos al resto de los mortales. Ustedes son tan médicos como yo, queridos alumnos, la única diferencia es que yo comencé el camino antes. Acaso el auto que va adelante en la carretera es mejor?. Ojalá esta estupidez de que el de más arriba se aprovecha del de más abajo en algún momento se acabe. La ley del gallinero es nefasta, y no falta el wn que después se cree dios-en-la-tierra porque lleva algunos años más encima. Ustedes no lo hagan, y traten al auxiliar de servicio con el mismo respeto que usan para el médico de la sala. Todos los dicen, pero en el día a día, la cosa no es tan así y lo hemos visto. Todos, más de una vez.

Los malos tratos NO forman parte de la enseñanza de la medicina. Varias veces pensé (especialmente cuando el Dr. Hebel me gritoneó afuera de Recalcine)»por qué mierda tengo que aguantar esto, si a mi NI EN MI CASA me gritan» y me juré a mi misma, así como en las películas, que yo no lo iba a hacer. Pero pucha que es difícil no huevear al de abajo cuando el de arriba lo tiene a uno contra la espada y la pared, verdad? Es un asunto de voluntad, como las dietas o el ejercicio. O estudiar cuando quieres dormir.

Y finalmente, mi nombre es Andrea y me gusta. Super simple. No me llamo doctora! Ser médico es mi profesión, pero no me define, y ciertamente si nos encontramos en la calle o en el ascensor, prefiero un «hola Andrea» antes de un «hola doctora» que me haga perder mi anonimato.

Por eso quiero que me digan Andrea y ganarme su respeto honradamente, por mis cualidades como individuo que ciertamente van más allá de que yo sea médico.»

A.